Fractura de tobillo

By 11 octubre, 2017 Artículos No Comments

Fractura de tobillo

Las fracturas del tobillo corresponden a una de las fracturas más frecuentes del esqueleto. El tobillo está formado por el extremo inferior de la tibia y el peroné, que juntos forman la “mortaja tibioperonea” ya que cubre al astrágalo, hueso del pie que está por debajo del tobillo. En generallas fracturas del tobillo afectan directa o indirectamente a la articulación, razón por la cual debe interpretarse de manera correcta el mecanismo de lesión ya que, aunque no siempre está fracturado el hueso a nivel inferior, la lesión de partes blandas como ligamentos y membrana tibioperonea genera una lesión biomecánicamente más grave.

El mecanismo de producción puede ser de baja energía, es decir, leve, en general por una torsión del tobillo o de alta energía como los accidentes deportivos o automovilísticos en la vía pública.

El cuadro clínico es bastante característico, con dolor de diferente magnitud según el paciente y que no siempre está directamente relacionado con la gravedad de la lesión, tumefacción, hematoma, impotencia funcional para deambular o incluso para mantenerse de pie. Cuando realizamos el examen físico observamos además, inestabilidad, crujido y foco anormal de movilidad.

Ya con el diagnóstico presuntivo de fractura de tobillo, solicitamos estudios radiográficos para confirmar la lesión y estudiar el tipo de fractura. La fractura a este nivel puede afectar el peroné, la tibia o ambos y puede asociarse además, a lesión ligamentaria. Una vez analizada la “personalidad de la fractura” en la que evaluamos, además de la lesión, las características de los pacientes como edad, actividad, enfermedades asociadas, etcétera, elegimos, muchas veces en forma conjunta con el paciente, el tratamiento más adecuado.

Si bien el tratamiento inicial es la inmovilización con bota de yeso o Walker acompañado de analgésicos y reposo del miembro, por lo general el tratamiento definitivo suele ser quirúrgico a fin de restaurar la forma normal del tobillo con absoluta precisión ya que una mínima incongruencia articular generada por la fractura, puede desarrollar un desgaste prematuro de la articulación (artrosis postraumática). La manera más segura de prevenir la aparición de artrosis postraumática es el tratamiento quirúrgico adecuado de la fractura de tobillo.

Dentro del arsenal terapéutico a la hora del tratamiento quirúrgico contamos con tornillos, placas de osteosíntesis, suturas, sistemas de reparación ligamentaria, etcétera.

Si la lesión compromete solamente los huesos del tobillo, con indemnidad de las estructuras ligamentarias, la recuperación postoperatoria es mucho más rápida y confortable ya que prácticamente no requiere inmovilización y la marcha se autoriza a los pocos días de operado, asistido por muletas.

Sin embargo, si además de las fracturas, el paciente presenta lesiones ligamentarias, seguramente requerirá una inmovilización adicional por lo que el postoperatorio se alarga levemente.

No obstante, el interés por el buen resultado y la necesidad de una adecuada reinserción laboral y deportiva, es más importante que el corto período de inmovilización.